Durante el gobierno de Donald Trump, las políticas migratorias en Estados Unidos se endurecieron considerablemente, lo que generó inquietud incluso entre quienes contaban con un estatus migratorio legal.
Aunque la legislación estadounidense establece que los residentes permanentes y quienes poseen visas deben pasar por un proceso judicial antes de ser deportados, la administración republicana amplió el alcance de sus operativos migratorios, incluyendo a personas de estos grupos que antes no solían ser objetivo directo de ICE (Inmigración y Control de Aduanas).
Según lo estipulado en el Título 8 del Código de Estados Unidos, existen diversas razones por las que un residente con green card puede ser deportado. Las más frecuentes incluyen:
Aun contando con residencia legal, una persona puede ser detenida y enfrentarse a una orden de deportación si se demuestra que ha violado alguna de estas leyes. La decisión siempre queda en manos de un juez de inmigración, quien evaluará el caso luego de que el gobierno presente pruebas contundentes.
Cuando un residente permanente o titular de visa es considerado deportable, se le entrega una Notificación de Comparecencia (NTA), donde se exponen las razones que fundamentan la medida.
El proceso legal consta de varias fases:
En contraste, quienes ingresan al país con visa y son interceptados en aeropuertos o fronteras pueden ser deportados de forma inmediata por oficiales de aduanas, sin derecho a audiencia, si se considera que han incumplido los requisitos de entrada.
Periodista especializado en actualidad, tendencias y entretenimiento. Licenciado en Periodismo en la Universidad Jaime Bausate y Meza. Interesado en temas relacionados con farándula, celebridades, tendencias, coyuntura, etc.